La Junta de Castilla y León debe, en primer lugar, dejar de obstaculizar la creación del parque nacional de la Sierra de Guadarrama.
Debe dejar de demorar de forma injustificada la presentación del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de la vertiente norte de la Sierra, a pesar de que los trabajos del equipo redactor han finalizado ya hace meses.En segundo lugar, la Consejería de Medio Ambiente deberá abandonar la idea de limitar el parque nacional a la zona de cumbres, excluyendo del mismo la inmensa mayoría de las valiosas masas forestales de la sierra (pinares, sabinares, robledales, acebales, fresnedas...), masas que precisamente constituyen los ecosistemas de alta montaña mediterránea que se pretenden proteger con este parque nacional, ecosistemas aún ausentes en la Red de Parques Nacionales del Estado y que son el hábitat donde moran y se reproducen especies en peligro de extinción como el águila imperial, el buitre negro y la cigüeña negra.
Carlos Fernández Carriedo, sin esperar a conocer las conclusiones del PORN que aún estaba realizando el equipo de Valentín Cabero, presentó en Segovia las “directrices políticas” de la Junta de Castilla y León al respecto del futuro Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, anunciando que la superficie que piensa proponer la Consejería de Medio Ambiente para el futuro parque nacional es tan sólo de unas 11.000 hectáreas que se limitarán a las cumbres de las montañas de esta sierra y excluirá por tanto las valiosas masas forestales de Valsaín, El Espinar, Navafría y Peguerinos.
“La pésima actitud de la Junta de Castilla y León es, hoy por hoy, el principal obstáculo para lograr una protección eficaz de la Sierra de Guadarrama”.
La prensa local vuelve a relatar la noticia, aunque con extensión desigual.
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